Desde muy pequeñita ya sabía que quería ser de mayor «sería mama de 2 ó 3 niñas», tenía la idea tan clara como las que quieren ser abogadas, peluqueras o policías.
Mi primera hija llegó al momento, como si al segundo después de decidir con mi pareja que ya queríamos fabricarla la tuviésemos en brazos.🤱 Un plis plas,” dit i fet” como dicen en mi casa.
Una parte de mi objetivo estaba cumplido, ya disfrutaba de Aina, mi primera niña.
Alrededor de su tercer cumpleaños, ya habíamos dejado México y mudado a Barcelona, sentíamos que habíamos encarrilado nuestra vida en mi ciudad natal y decidimos que era el momento de ir a por la otra.
Mi marido había soñado con 4, era más ambicioso que yo, pero por suerte le pasó como a mí y reformuló su deseo, con 2 estaríamos de coña, se harían compañía y nosotros duplicaríamos nuestro amor encantados de la vida.
Y ¡SORPRESA! Nos pusimos a ello y durante los primeros 4 meses tuve irregularidades pero cada vez salía negativa la prueba del embarazo. 🙃
Ya con la mosca en la oreja opte por hablar con mi doctora de cabecera, y después de explicarle me dijo:
– Creo que tienes menopausia precoz pero haremos pruebas”– ¿Menopausia qué….? le dije yo.
La palabra menopausia ya la tenía integrada en mi vocabulario pero precoz, si apenas iba a cumplir 30 años 🥺
Total, que ya intuía hacía tiempo que aquella doctora tan joven era una crack y me lo demostró con ese diagnóstico tan precoz y acertado.
Me derivo a uno de los hospitales públicos más importantes de la ciudad donde tienen un equipo especializado en menopausia para acceder a todas las pruebas concluyentes.
Después de pasar por todo tipo de pinchazos, los cuales no te voy a enumerar para no aburrirte, el diagnóstico estaba claro, inicio de menopausia precoz.
El siguiente paso fue una nueva derivación con el equipo de reproducción ya que yo seguía con la idea de otra hija y consideraron que debido a mi edad valía la pena intentarlo, que podía tener alguna opción si me visitaban los médicos especialistas en el tema.
Así que fui a la primera visita y cuando me llamó la enfermera me condujo hasta 2 puertas y me indicó que entrará en la que se encontraba a mi izquierda.
Me encontré ante un médico que diría que ya había superado la edad de jubilarse. Me senté, se miró detenidamente mi expediente y concluyo:
– Lo siento, no hay nada que hacer, has llegado tarde y no tienes ninguna opción para volver a ser madre. Además no te hace falta, ya tienes una.
¿Te imaginas como salí de ese despacho?
Fue como si me echaran un jarro de agua fría encima, alicaída, triste y flipando al mismo tiempo por la dureza y el comentario final, más que médico me pareció juez….y justo en el momento que empecé a aligerar el paso por la planta para ir a llorar a algún sitio más discreto vino la enfermera que me había indicado la puerta del médico y me pregunto por lo que me había dicho.
La verdad me resulto extraño pero yo justamente necesitaba explicárselo a alguien y aquella mujer se veía tan interesada que lo solté.
Al momento me dijo en voz baja que me volviese a sentar y que en unos minutos me llamaría de nuevo. Y así fue, pero esta vez entre en la puerta de la derecha, donde me encontré un doctor de unos 50 años que después de analizar mi expediente como había hecho su compañero de área y especialización, me dijo que había una posibilidad y me la explico tal cual con la convicción de que era algo practicable, realista y que estaba a su alcance.
Después de 3 años de esa visita nació mi hija, aquella con la que también soñaba desde pequeña. 🐣
👎El primer médico, el de la puerta izquierda, me vio como un problema y dictamino que como yo ya tenía una hija no tenía derecho a tener otra, se dejó llevar por sus creencias, reglas y valores olvidando los míos sin darme la más mínima oportunidad.
👍 El segundo médico, la puerta derecha, busco opciones. Me vio como una persona con un deseo que podía ser realizable con su ayuda y la del equipo médico e hizo todo lo que estuvo en sus manos para ser parte de un sueño de pequeñita y generar una nueva oportunidad a mi familia.
Desde esa experiencia nunca abandono la imagen de estos dos médicos, la enfermera y todo el equipo, amigos y familiares que me ayudaron hacerlo realidad.
Esas dos puertas ahora están en mi cabeza y cuando me enfrento a un problema recuerdo las características de cada una y busco que creencias me voy a encontrar cuando las cruce para poder darle la vuelta, ponerlas en modo oportunidad y entrar en acción masiva para lograr lo que me propongo.
Éste es un claro ejemplo de cómo tus creencias, valores y reglas o las de los demás pueden:
☑️ Hundirte en el problema, cerrar con llave tus sueños y objetivos o…
☑️ abrirte otras opciones que aunque no estabas viendo también existen allá afuera.
La vida está llena de oportunidades y debes estar en acción, comprometida y focalizada para pillar la tuya.
Los cambios los puedes provocar desde la seguridad y el conocerte mejor.
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Eva
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